La sopa de cebolla es uno de los platos más icónicos de la gastronomía francesa. En tiempos remotos era un alimento común entre las clases más humildes. Con ingredientes simples y accesibles, la sopa de cebolla se convertía en el plato principal de numerosas comidas. Otorgando calor y saciedad en los días fríos de invierno.
En las tradiciones culinarias, existen platos que se propagan con el tiempo. La sopa de cebolla es uno de esos platos. Esta exquisita preparación, con su aroma y su sabor reconfortante, ha estado presente en las mesas de muchos hogares durante siglos.
Conoce el origen de la sopa de cebolla
La sopa de cebolla era un plato familiar en Francia.
Hay quien le atribuye su descubrimiento a Estanislao Leczinski, rey polaco y suegro de Luis XV de Francia.
En un viaje para visitar a su hija, paró en una fonda de Chalons donde le sirvieron esta sopa. Quedó fascinado y, antes de emprender el viaje, quiso aprender la receta.
Con el tiempo, la sopa de cebolla adquirió fama y popularidad. Sobre todo alrededor del mercado de Les Halles. Los restaurantes de la zona añadieron a la sopa de cebolla queso rallado por encima. De esta manera crearon el clásico “Gratinée des Halles” (sopa de cebolla francesa).
Este plato trascendió entre clases sociales sin hacer diferencias. Y en un plato obligado con el que terminar las juergas nocturnas parisinas.
Alejandró Dumas escribió que “era una sopa muy querida de los cazadores, gente de mala vida y venerada por los borrachos.
Porque nada entona más que una buena sopa antes de ir a dormir la mona.
Cada cucharada de esta sopa es un homenaje a las costumbres culinarias de antaño. La sopa de cebolla nos recuerda la importancia de platos sencillos pero llenos de historia y tradición. Un tesoro gastronómico que, a día de hoy, sigue deleitándonos a través de su sabor característico.
El consumo de cebolla previene de enfermedades
Según algunos estudios, el consumo de cebolla ayuda a prevenir ciertas enfermedades como la obesidad, la resistencia a la insulina y enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
Como sucede con otros alimentos, la mejor forma de aprovechar las propiedades de la cebolla es consumirla en crudo. Aunque se ha demostrado que consumirla guisada o en infusiones mantiene algunos de sus beneficios para la salud.
La cebolla es buena para la circulación. Reduce la hipertensión y ayuda a que la sangre fluya.
También es diurética, ayudando en la eliminación de líquidos.
Es un antibiótico natural contra infecciones respiratorias y digestivas.
Ayuda a prevenir el acné, aplicada externamente sobre la piel o incluída en la alimentación.
Al comer sopa de cebolla no solo disfrutamos de un plato exquisito y con historia. También alimentamos nuestro cuerpo de nutrientes y prevenimos algunas enfermedades.
Paso a paso de la sopa de cebolla
Empieza a preparar la sopa de cebolla cortando la cebolla en juliana.
En una sartén derrite la mantequilla. Cuando esté derretida añade el aceite de oliva.
Pon a cocinar la cebolla en la sartén durante 5 minutos a fuego medio.
Cuando veas que está blandita añade el brandy y cocina 2 minutos.
Después añade la harina, la sal y la pimienta negra molida. Remueve para que la harina se cocine. Con 2 minutos es suficiente.
Agrega el agua, tapa la sartén y cocina a fuego bajo durante 1 hora.
De vez en cuando remueves y echas un ojo por si fuese necesario añadir una pizca más de agua.
Corta unas rodajas de pan de pueblo algo gruesas.
Coge un rallador y ralla la mantequilla. De esta manera podrás untar el pan con facilidad. Hazlo por ambos lados.
En otra sartén dora el pan por ambos lados.
Sirve la cebolla en cazuelas individuales. Pon una rodaja de pan encima y ralla queso parmesano por encima.
Lleva al horno y gratina durante 3 minutos o hasta que haya cogido un color dorado.
Sirve caliente.
Desde su aroma embriagador hasta su sabor reconfortante, la sopa de cebolla nos recuerda que la magia de la cocina a menudo está en las recetas más simples.
Una receta completa y saciante que bien te puede servir de plato único.
O bien, puedes acompañarla de salmón al horno. Una receta saludable y ligera.
¡Buen provecho, familia!
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