La tarta de manzana es un clásico que, con el paso de los años, ha conquistado los paladares de muchas personas por todo el mundo. Un postre que, en algunos casos, se ha transmitido de generación en generación y que se asocia con recuerdos familiares y momentos especiales.
Existen muchas versiones de esta tarta fácil de manzana. La tarta de manzana con hojaldre, con masa quebrada o rellenas de crema y en bizcocho. Con streusel que es una cobertura de harina, mantequilla y azúcar tradicional de Alemania. La famosa tarta tatín de Francia que se elabora al revés, colocando la masa sobre la fruta para luego darle la vuelta.
Sobre la procedencia de la tarta de manzana existen distintas opiniones, hay quien dice que su origen es francés y otros dicen que su origen es británico. En definitiva, da igual de donde proceda, es una tarta deliciosa y siempre triunfa.
La primera vez que me atreví a preparar un postre fue precisamente una tarta de manzana y la variedad que hice fue la de hojaldre con crema y por encima manzana laminada. Fue un éxito entre familiares y amigos.
Con el paso del tiempo probé otras versiones como la de bizcocho. Otra opción que queda buenísima y junto con las manzanas queda un bizcocho jugoso y tierno. Te la recomiendo sin dudar.
La manzana que se suele utilizar para esta receta es la manzana golden que tiene un sabor equilibrado entre dulce y ácido, lo cual la hace perfecta para este tipo de tartas. Además, su textura se mantiene firme durante la cocción, pero cuando das un bocado notas lo suave y jugosa que queda.
Receta de tarta de manzana
La versión de tarta de manzana con hojaldre es probablemente la más conocida. Pero para variar y hacer una receta distinta la he hecho con masa quebrada.
La masa quebrada requiere su tiempo hacerla de forma casera, así que la he comprado hecha. Y el resultado me ha gustado mucho. Simplemente escoge una masa quebrada de calidad y la tarta de manzana te quedará espectacular.
Lo primero de todo es encender el horno a 170º para que se vaya calentando.
Forra un molde redondo con la masa quebrada. Reserva mientras preparas la compota de manzana.
Para hacer la compota lava bien las manzanas. Quítales el corazón, pélalas y córtalas en trozos pequeños.
En un cazo por la mantequilla y cuando se derrita añade el azúcar moreno, la canela, el agua y las manzanas. Remueve bien para que se integren todos los ingredientes y deja cocinar a fuego bajo durante 20 minutos. Remueve de vez en cuando para que no se pegue y vigila que la manzana no coja un color demasiado oscuro.
Una vez la manzana esté cocida, pásala a un plato y cháfala con ayuda de un tenedor. No es necesario que quede una compota demasiado fina. En el caso de que no te guste encontrar trozos de manzana puedes triturarla directamente.
Reparte la compota por encima de la masa quebrada. Procura que quede bien repartida. Reserva mientras cortas las manzanas.
Ahora queda decorar la tarta con manzana. Es tan sencillo como que cortes las manzanas en láminas más o menos del mismo grosor. Que no sean demasiado gruesas.
Coloca las láminas encima de la tarta. Empieza por el borde exterior y ponlas de forma que queden ligeramente superpuestas una encima de la otra. Forma una espiral hasta el centro de la tarta.
En un cazo derrite la mantequilla y miel. Puedes hacerlo también en el microondas. Pincela con esta mezcla la superficie de la tarta. No te preocupes si te sobra mezcla porque la necesitarás luego.
Lleva la tarta de manzana al horno y hornea durante 1 hora a 170º. Si pasada media hora observas que está quedando demasiado dorada para tu gusto, cúbrela con papel de aluminio.
Saca del horno y pincela con el resto de mantequilla y miel que te ha sobrado. Quedará una tarta de manzana brillante y con un toque de sabor espectacular.
Lo que me encanta de esta tarta es que lleva mucha manzana. En comparación con otros postres, la cantidad de azúcar que lleva es mínima, para darle el punto justo de dulzura.
Los postres empalagosos hacen que las digestiones sean más pesadas. Con la tarta de manzana esto no te pasará. Es súper ligera, además de fácil de preparar.
Normalmente la tarta de manzana se come fría pero la puedes adaptar a tu gusto. Te sugiero comerla ligeramente caliente y acompañarla con una bola de helado de vainilla. La combinación de sabores queda deliciosa. Para los más golosos: puedes verter por encima un poco de salsa de caramelo que le aportará un toque dulce extra a la tarta. O también puedes combinarla con nata montada.
Aunque la temporada de manzanas es en otoño, realmente esta es una receta que puedes hacer todo el año y disfrutarla en una merienda con amigos acompañada de una taza de café o de té. O como postre de una riquísima lubina al horno. En una comida familiar, en algún evento especial o simplemente para darte un pequeño capricho y mimarte.
Espero que te animes a preparar esta deliciosa receta.
¡Buen provecho, familia!
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