Los buñuelos de viento son dulces fritos, esponjosos por dentro y crujientes por fuera, tradicionalmente espolvoreados con azúcar. Estos pequeños bocados se toman normalmente en Cuaresma y son una verdadera delicia. No hay quien se resista a ellos.
La receta clásica de buñuelos de viento no lleva ningún relleno. Pero en la actualidad se preparan también con distintos rellenos. El más conocido es el de crema pastelera, pero también se hacen rellenos de nata, chocolate y de crema chantilly. Los más innovadores rellenan los buñuelos con crema lotus, con dulce de leche o incluso con crema de pistacho.
Historia de los buñuelos de viento
El origen de los buñuelos de viento no se sabe con exactitud pero si se tienen referencias. Las primeras que se conocen datan del siglo II. Se dice que los buñuelos eran una receta romana conocida como “globos” por su aspecto.
Con el tiempo, esta receta gustó tanto que fue adoptada por los judíos sefardíes. Y más tarde, por los árabes que ocuparon la península.
Otras referencias apuntan a que los buñuelos de viento nacieron en el siglo XI. Durante la reconquista, para protegerse del enemigo, colocaban calderos con aceite hirviendo. Y desde las almenas los lanzaban a quien intentara trepar las murallas de la ciudad.
Al empezar a escasear ciertos alimentos, uno de los panaderos hizo una torta con los ingredientes que disponía, harina y agua. Y subió a la muralla a freírlas en el aceite caliente de los calderos.
Siglos más tarde sí hay constancia por escrito de esta receta de buñuelos de viento. En el siglo XVIII el cocinero del Rey Felipe II la dejó por escrito en su recetario.
¿Por qué se llaman buñuelos de viento?
La masa de los buñuelos de viento lleva levadura. Esto provoca que la masa crezca. Cuando el buñuelo se fríe en aceite, se hincha y duplica su volumen. Y de ahí viene su nombre “de viento”.
La receta de buñuelos de viento que conocemos en la actualidad dista bastante de la original, la cual se preparaba sólo con harina y agua. Con el paso de los años esta receta ha ido evolucionando y adaptándose a los gustos y costumbres de cada región.
La receta que hemos preparado hoy es la más tradicional, la que no lleva relleno. Aunque es un dulce muy sencillo de hacer, como dificultad destacaría encontrar la temperatura adecuada para freír los buñuelos.
El aceite debe estar caliente pero no demasiado porque entonces se tuestan por fuera y quedan crudos por dentro. Y si el aceite está poco caliente, la masa cae al fondo y debe quedar a flote para freírse bien.
Si tienes pensado rellenar los buñuelos de viento, ten en cuenta hacerlo una vez los buñuelos estén fritos.
Puedes rellenarlos con crema pastelera. En mi receta de tarta de frutas tienes el paso a paso de cómo hacer una crema pastelera de manera muy sencilla en casa.
Y si prefieres rellenarlos con nata, toma nota de estos consejos para conseguir una nata montada firme y que no se baje.
¡Buen provecho, familia!
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