Las tapas son pequeñas delicias que provocan grandes alegrías. Entre estas joyas gastronómicas, las croquetas de jamón se alzan como reinas de la mesa. Un bocado irresistible que encierra la esencia de la cocina española.
Ir de tapas es una tradición en la cultura española. Sentarse en una terraza a disfrutar de la variedad de tapas propicia conversaciones animadas y el compartir experiencias.
Con su exterior crujiente y su interior suave y cremoso, las croquetas de jamón gustan a todos y son un éxito asegurado.
¿Quién inventó este delicioso manjar?
Quizás creías que las croquetas tienen origen español y no. Su origen es francés. Hay una creencia extendida de que fueron inventadas en el siglo XIX por el chef Antonin Câreme. Sin embargo, la receta aparecía en el año 1691 en el recetario Le Cuisinier Royal et Bourgeois, de François Massialot, el cocinero del duque de Orleans.
En aquel entonces, las croquetas ya eran una receta de aprovechamiento. Se aprovechaban las carnes de los guisos y estofados y se servían de forma más apetecible.
Las croquetas, por aquel entonces, se hacían con puré de patata. No fue hasta el siglo XVIII que se tiene constancia de la salsa bechamel.
Esta versión con bechamel parece que triunfó, sustituyendo de forma progresiva a las croquetas “antiguas”.
En España las croquetas probablemente llegaron sobre el año 1808, cuando se adoptaron muchas costumbres francesas, entre ellas las gastronómicas.
Con el paso de los años esta receta ha ido evolucionando y mejorando. Hoy en día la variedad de gustos ha creado versiones muy distintas de recetas. Desde las clásicas croquetas de jamón, de carne o de pollo hasta croquetas de carrilleras de cerdo, de chistorra y huevo o de trufa.
Consigue unas croquetas de jamón perfectas
Hacer croquetas de jamón de forma casera es más sencillo de lo que puedes imaginar, pero tiene cierta técnica. Si además tienes en cuenta los siguientes consejos, conseguirás unas croquetas de jamón jugosas perfectas.
Algo muy importante para conseguir unas buenas croquetas de jamón, es que se la masa esté en su punto. Ni demasiado líquida ni demasiado espesa.
¿Cómo se consigue? Pon siempre la misma cantidad de mantequilla que de harina. Tan simple como eso.
La cantidad de relleno va sobre gustos, igual que incluir cebolla a la bechamel. Pero para que tengas una idea, por cada litro de leche aproximadamente son 150 gramos de “chicha”. Se puede poner más, eso va al gusto de cada uno.
Y en cuanto a la cebolla, normalmente se utiliza más en croquetas que tienen un relleno más insípido como la carne de pollo.
Cuando le des forma a las croquetas, intenta que todas tengan más o menos el mismo tamaño.
El rebozado de la croqueta de jamón es también muy importante. Para que éste quede crujiente, es necesario que lleve 3 capas, harina, huevo y pan rallado. En este orden. Para un rebozado extra crujiente utiliza panko en vez de pan rallado.
Y el huevo procura batirlo bien, que no queden grumos de clara.
Para freír las croquetas de manera perfecta, la temperatura del aceite ha de estar entre 175-180º. Si no dispones de termómetro de cocina, un truquillo es poner un palillo o un corcho limpio en el aceite y cuando veas un burbujeo constante alrededor es que el aceite está en su punto.
Y para mantener la temperatura del aceite constante, fríe pocas croquetas a la vez. Así evitas que el aceite se enfríe y se puedan romper las croquetas.
Si sigues estos consejos verás cómo a partir de ahora te quedan unas croquetas de jamón jugosas y perfectas.
Cómo hacer croquetas de jamón
Empieza preparando todos los ingredientes y así tenerlos a mano. Para elaborar las croquetas de jamón yo he usado jamón ibérico. Puedes usar el que más te guste o el que tengas a mano.
Corta el jamón ibérico más pequeño o más grande, en función de como te guste.
Pon una sartén grande al fuego y cuando esté caliente añade la mantequilla cortada en dados.
Cuando la mantequilla se haya derretido añade la harina y cocina durante 2 minutos a fuego medio sin dejar de remover para evitar que se pueda pegar.
Echa la leche poco a poco y sigue removiendo. Al principio verás que la masa queda muy espesa pero a medida que vayas agregando toda la leche quedará la textura deseada. Cocina la bechamel a fuego medio hasta que veas que la masa se desprende de las paredes de la sartén.
Añade la sal, la pimienta negra y la nuez moscada.
Incorpora el jamón ibérico y remueve para que quede bien mezclado. Deja cocinar 1 minuto y apaga el fuego.
Pon la masa en una bandeja y cubre con papel film. Procura que el papel quede pegado a la masa, para evitar que entre aire y se cree una capa de costra.
Deja enfriar a temperatura ambiente y cuando esté fría, lleva a la nevera al menos 3 horas. Si es de un día para otro mucho mejor.
Pasado ese tiempo, saca la masa de la nevera y dale forma a las croquetas. Puedes ayudarte de una cuchara o darle forma directamente con las manos limpias. Procura que todas tengan el mismo tamaño aproximadamente.
Pasa la croqueta de jamón primero por harina, sacude un poco los excesos de harina. Pásala por huevo y por último por pan rallado.
Cuando tengas todas las croquetas de jamón rebozadas, mételas en la nevera para que el pan rallado se enfríe y se endurezca un poco.
Calienta abundante aceite en una sartén y cuando esté caliente fríe las croquetas en tandas de pocas a la vez.
Ponlas en papel absorbente y deja atemperar un poco antes de comerlas para no quemarte.
Las croquetas de jamón son un aperitivo perfecto para cualquier momento. Puedes prepararlas de antemano y congelarlas rebozadas.
Una idea perfecta de picoteo para las comidas de Navidad con la que vas a triunfar.
Acompaña estas deliciosas croquetas de jamón de una crema de calabacín exquisita y saludable.
¡Buen provecho, familia!
Deja un comentario